After shutz and habermas
Sobreordinacion en los mundos de vida
©Por Abdel Hernandez San Juan
This paper offers and develop a theorization and discussion of five transcendental concepts experience, pertinences, acerbos, tipifications and significativization constellated around the two main concepts of phenomenological sociology: Common Sense and World of Life while at the same time discuss sobreordinations in the world of everyday life such as reflexion, inscription, documentation, memory, representation and narration as forms of sobreordinations on the inmediacy discussing a variety of examples and finish with examples through which the inmediacy of the Intramundane horizont and sobreordinations decurse together one over the other and how experience, acerbos, pertinence, tipification and significativity continues working at the sobreordinated level,
The paper is a part and the second one in a serie I started addressed to two distinct as well as complimentary and related objectives, the complexion of a full theory in phenomenological and hermeneutic research and studies itself, on the one side, and on the other, toward a serie redicussing the horizonts between the sociology of common sense and anthropology research theory experimenting the avenues through a more near relation between ethnometodology in sociology and anthropology, retheorizing inscription and rediscussing the relations between everyday life and research methodology.
Keywords: experience, pertinence, acerbos, tipifications and significativization, common sense and world of life, sobreordinations, phenomenological sociology, ethnometodology
Hay sobreordinacion en los mundos de vida?, esta pregunta es suficiente ella misma para iniciar el tema. Indudablemente los mundos de vida debido a la inmediatez de su tácito y mundano transcurrir, parecieran ser ellos mismos lo contrario a la sobreordinacion, podría úno llegar incluso a pensar que se trata justamente de lo opuesto e incluso a asentir que entrar al territorio de la sobreordinacion es ipso facto un modo de salirse de los mundos de vida e indudablemente hay una relación extrapolada en primera instancia entre ambos conceptos, un mundo de vida tanto a nivel fenomenológico como hermenéutico y la imbricación de ambos debería ser lo menos sobreordinado posible y efectivamente las pragmáticas de la vida diaria, de las artes del vivir y de las actividades cotidianas ambas de tiempo libre y de tiempo laboral, conllevan a una contingencia entre pragmatismo y decursar que pareciera prescindir y deshacerse o desentenderse en lo posible de sobreordinaciones.
Las formas menos sobreordinadas de los mundos de vida y más inmediatamente pragmáticas del discurrir mundano y de la práctica de la vida cotidiana, la discutiré en mi ensayo en curso Pragmatismo Anglosajón, pero en esta ocasión he realizado necesario discutir el tema de la relación entre los mundos de vida y la sobreordinacion, y de esta última en aquellos porque indudablemente aunque son conceptos extrapolados, si hay sobreordinacion en los mundos de vida y es importante también en ellos.
De modo breve antes de pasar a analizar la sobreordinacion en los mundos de vida considero necesario hacer una recapitulación de los conceptos principales que establecen el mundo de vida en la sociología fenomenológica, esta recapitulación no es requerida aquí en el sentido de que el análisis de la sobreordinacion requiera de estos conceptos principales por cuanto como veremos a continuación, estos conceptos principales no se refieren ellos mismos a sobreordinacion alguna, antes bien precisan los ámbitos principales alrededor de los cuales se estructura y se conforma el mundo de vida en sentido eminentemente fenomenológico y transcendental, sin embargo, como veremos, la sobreordinacion en los mundos de vida se mueve necesariamente alrededor de ellos y entre ellos.
Uno de mis objetivos con este ensayo, además de abundar en la sobreordinacion en los mundos de vida, será analizar en qué modos la sobreordinacion se relaciona, se intersecta con estos conceptos fenomenológicos transcendentales. Los conceptos principales de la sociología fenomenológica establecen un axis de relaciones conformada por un par principal y una constelación de conceptos relacionados que entre todos conforman una imbricación fenomenológica y hermenéutica, el par principal de este axis transcendental estriba en:
SENTIDO COMUN Y MUNDO DE VIDA
Los conceptos que constelan este par principal y se intraimbrican entre ellos son
EXPERIENCIA
ACERBO
TIPIFICACION
PERTINENCIA
SIGNIFICATIVIDAD
La experiencia es conocida por todos. Prácticamente no existen ámbitos de vida que no la requieran y no estén de un extremo al otro envueltos y definidos por ella. Cuando abstraemos el conjunto de la experiencia vital y resumimos el todo de su vivencia no queda casi un dominio concebible que escape a ella, abstraemos el lenguaje, por ejemplo, e intentamos discernir fenómenos de lenguaje en torno a los cuales referirnos para analizar determinados fenómenos, comunicaciones que hayamos leído, observado o recibido de otros, cosas que nos hayan sido dichas y estemos interpretando o hayamos leído, obras que hayamos escrito en la escritura o hecho en algún otro media, y estemos analizando, lenguajes de otros que hemos visto en la ciudad, en el computador, en el internet, en museos que recién recorrimos o en cinemas que recién visualizamos, al transcurrir del día en la vuelta del siguiente amanecer, por mucho que hagamos abstracción de cualquiera de ellos en su aspecto de lenguaje separando a este en si como algo con su propia estructura a ser versado, analizado, tratado, memorizado, reconstruido, no queda prácticamente un aspecto de ese lenguaje incluso separado y visto en su más posible autonomía que a efectos del proceso global que nos relaciona al mismo en su memorización, en su reconstrucción, en su volver sobre el o en su tenerlo delante nuestro, que no quede absorbido por el campo y el dominio de la experiencia.
Todo cuanto podemos abstraer para tratar de asir en su autonomía y verlo como algo en sí, está obligado a ocurrir en la experiencia, a nutrirse de ella y a regresar sobre ella.
La experiencia como dominio es el concepto transcendental más importante y completo en la historia de la ciencias, este abarca por un lado prácticamente todo el espectro del mundo y de la realidad, por cuanto, tanto pronto, algo que recién hemos vivido pasa a conformar un pasado inmediato y ya no está allí, como un presente viviéndose, lo que queda a su respecto es completado por la experiencia, en el momento de vivirlo quizás el fenómeno estuvo lleno de sorpresas y novedades, supongamos que así sea, y que por este motivo, intentemos aprehenderle como algo perse a e independiente a la idea de experiencia, pero al tomar distancia de lo vivido, acaecido, acontecido, no podemos hacer otra cosa que remitir a la experiencia que hemos vivido, tendemos de hecho a llamarle experiencia a esa secuencia de vivencia y realidad desde el momento en que la hemos experimentado.
El concepto de experiencia subraya que lo que hemos experimentado no lo ha sido tanto o más en la condición de observadores, sino que el orden mismo de mundo o realidad a supuesto sernos algo experimentado y por lo mismo algo que nos ha ocurrido.
Es un concepto contrario a la distinción entre un mundo de observación y un mundo observado del cual no se forma parte o del cual podemos prescindir de un modo no participativo y tomar hacia él una distancia fría que nos ofrezca una imparcialidad que nos excluya como afectados, subraya en su vez, que no somos observadores pasivos de un mundo que ocurre afuera, sino que ese mundo desde que lo vivimos lo experimentamos y su experimentación supone en si un fenómeno experimental para uno y para el mundo, este concepto de experimentación es el mismo trascendental a nivel fenomenológico pues lo que nos ha ocurrido en el mundo ha sido probablemente para uno y para el mundo, y establece una relación entre el mundo experimentado y el mundo conformado por la experiencia una vez el mundo experimentado ha sido un experimento para ese mundo y para uno, tornándose decisivo por lo que nos ha impactado y transformado nuestra propia vida que por todo lo que nosotros podríamos suponer o imaginar una distancia inocua, experimentarlo nos ha vuelto parte de la experimentación misma.
Tendemos incluso a decir esa experiencia que tuve, acentuando que se refiere a una experiencia que tenía una cierta autonomía respecto a la cual por un momento podemos decir pero tu también podrías tenerla si haces lo que tendrías que hacer para que también sea una experiencia para ti.
También podemos decir la experiencia fue increíble, mientras por otro lado decimos, esa no es mi experiencia, mi experiencia consiste en esto o aquello otro, o podemos decir reconocemos que usted tiene una gran experiencia en ello, o ser reconocidos por tener una gran experiencia en algo, momentos en los cuales se repara no en la relación entre experiencia y acontecer, experiencia y mundo, experiencia y realidad, experiencia y vivencia, sino entre experiencia y acerbo, experiencia y acumulación de cosas vividas que conforman un conocimiento aprendido, un saber.
La experiencia puede también y con frecuencia, referirse a todo el orden de la vida de la persona y definir incluso a la persona en su conjunto incluyendo sus conocimientos, su saber y a estos dos últimos como más pequeños que el conocimiento más amplio y completo en que razón, conocimientos y saber se vuelven aspectos del conocimiento más general que constituye la inteligencia de la experiencia, la experiencia de uno como persona abarca todo el ámbito de aquello que hemos acumulado.
A la sola experiencia de vida la comprendemos por ello, el haber vivido los veintes, es una experiencia para el que está en los treintas, el haber vivido los treintas es una experiencia para el que está en los cuarentas por eso algunos dicen usted tiene más experiencia en referencia a ello, usted vivió los treintas yo apenas estoy viviendo mis veintes, o a la inversa, usted está viviendo sus veintes yo estoy en mis cuarentas.
La experiencia de los individuos por supuesto se diferencia mucho según lo que cada quien ha vivido, experienciado, experimentado, recorrido, leído, conocido, y ello distingue y separa referencias generales a la experiencia de referencias a la experiencia por motivos de la singularidad de cada vida, pero lo importante a subrayar con la experiencia es que tanto el espacio como el tiempo en ella mantienen sus principales principios transcendentales.
Tenemos experiencia para el ahora aquí del presente continuo en el mundo de vida donde decimos experiencia no en referencia a una acumulación, sino en términos de las formas en que recurrir a nuestras experiencias, establece el modo en que entendemos lo nuevo que vemos y conocemos, lo nuevo que nos dicen o leemos, ella participa en las formas en que interpretamos y hacemos sentido del mundo aquí y ahora en el discurrir mundano persona a persona que conocemos, libro a libro que leemos, conversación a conversación que tenemos, films a film que vemos, día a día en que organizamos en nuestros organigramas que hacer cada semana en el tiempo libre y en el profesional.
La experiencia se imbrica con todos los aspectos de la actividad reflexiva, participa en las formas de memorizar, reconstruir, analizar y reflexionar, y se imbrica también con las formas de interpretar a otros y de expresarnos nosotros mismos hacia otros.
Se imbrica a su vez con el dominio practico de la pragmática de la vida cotidiana en las artes del vivir y del trabajar por cuanto participa de modo decisivo en lo que decidimos hacer y el orden que decidimos dar a nuestras actividades y desempeños, lo que hicimos hace un rato y haremos dentro de unas horas, lo que hicimos hoy y haremos mañana, lo que haremos el fin de semana y planificamos hacer la semana próxima.
La experiencia es a la vez la experiencia del mundo y el mundo de la experiencia, en ella se subraya un mundo experienciado y el mundo que es entonces conformado por la experiencia, recurrimos a ella para todo, de ella todo sale y a ella todo regresa, en ella todo se corrobora y todo se recoge.
La experiencia también reviste una dimensión acertorica y preventiva, aspecto especifico en el que más insiste Shurtz, por cuanto no solo recurrimos a ella en forma activa o ella inside como memoria acumulada pasiva, en el modo como interpretamos lo que otros nos dicen, lo que leemos o vemos, sino que una vez la experiencia ha pasado a ser un conocimiento acumulado ipso facto esa acumulación se transforma en un modo de conocimiento continuo y cotidiano en los mundos de vida, con lo cual queremos decir que prácticamente todo lo que conocemos en la vida cotidiana, lo conocemos con la experiencia, el carácter asertorico y preventivo de la experiencia esta dado en el hecho de que si la experiencia que tienes te dice que debes tomar este camino y no aquel otro situado ante opciones, debes seguirla pues solo ella convalida un conocimiento, a pesar de ello, surge en este punto una pregunta alrededor de la experiencia relativa a cómo trabaja la experiencia frente a lo que es nuevo y debe ser aprendido, indudablemente una vez conocido pasa a formar parte de ella, pero cuando no lo es el terreno de la experiencia se distiende y pasan al primer plano entonces los otros conceptos transcendentales de la sociología fenomenológica.
Si un decursar de actividades resulta novedoso para a la aprehensión, por ejemplo, un viaje a un lugar antes no conocido, donde el sistema de aprendizaje ha de estar y queda obligado a estar a través de la novedad sobre las sensaciones, abierto a lo nuevo, un libro nuevo cuyo tema nos resulta novedoso, un film, personas nuevas que conocemos, cualquiera sea el ejemplo, entonces la pertinencia y la significatividad pasan al primer plano.
Cuando algo es novedoso para la experiencia la pertinencia es lo que de aquella continua en lo próximo, atraves de disernimientos de pertinencia el aprehendiente garantiza relacionar lo que conoce con lo nuevo que debe conocer, si lo nuevo que debe conocer no es pertinente, el aprehendiente realiza en términos asertoricos y preventivos, que el conocimiento que su experiencia convalida, le asegura que no debe ir en esa dirección, si lo nuevo es pertinente asi este esteramente lleno de cosas nuevas por aprender, el aprehendiente pertinencia a pertinencia los va procesando y en esa misma medida se va abriendo al nuevo campo que la novedad le supone el cual progresivamente va entrando en la experiencia conformando asi una nueva experiencia y ampliando la anterior.
Cuando el terreno en que se desenvuelve el aprehendiente es completamente novedoso pero pertinente entra a trabajar también el ámbito de la significatividad.
Hemos situado aquí un ejemplo extremo según el cual como en el ejemplo de un viaje a un lugar nuevo, todo es novedoso y desconocido por la experiencia previa, pero lo antes explicado se da también trabajando sobre ámbitos que no necesariamente tienen que ser completamente novedosos, baste el solo situar en el decursar de los mundos de vida el hecho de que uno mismo está siempre lleno de cosas nuevas cada día, como lo está cualquiera que conocemos y que nuestras relaciones de vida y comunicación traen consigo continuamente novedades y sorpresas que se dan en lo que decimos y nos dicen, en lo que vemos o creamos, en el trabajo o en la pura vida, en este sentido lo antes extremado, se da como una imbricación entre sí de los conceptos transcendentales cuando uno o el otro pasa al primer plano y se alternan según las situaciones y de acuerdo a ellas, sin necesidad de recurrir a una entera novedad.
Cuando la novedad es extrema, el ámbito de la tipificación se reduce casi a cero, pues el aprehendiente no puede recurrir a lo previamente tipificado para asir lo novedoso, signemos por novedad aquí algo no tan extremo, sino simplemente llamemos novedad al hecho de que conversamos con alguien a quien conocemos bien pero no sabemos cuál será su próxima frase en una conversación que llevamos, ello podría considerarse una dimensión inesperada, allí donde, no sabemos cómo cada monada se conducirá con nosotros, en la conversación, cuando no sabemos cuál será la próxima frase, en el automóvil cuando no sabemos por dónde doblara, en el autobús, como peatones por la acera, en un parque, en la playa, en una conversación repentina, con el vendedor de la esquina, con el taxista o con alguien repentino que nos dirige la palabra, el nivel de sorpresa y novedad que nos resulta lo impredecible pone al absoluto primer plano la pertinencia, todo en el mundo de vida comienza a ser regido y regulado por ella.
Recordemos que en la sociología fenomenológica el par principal está formado por dos conceptos interrelacionados e inseparables:
MUNDO DE VIDA y SENTIDO COMUN
Recordemos también que nuestra principal atención en esta sociología es como conocemos, como se desarrolla el conocimiento en los mundos de vida.
Cuando pensamos en la experiencia como una acumulación y un conocimiento tendemos a relacionarla con el acerbo por cuanto ciertamente es esa experiencia acumulada la que define y hace posible tener un acerbo, el concepto de acerbo de hecho, esta inicialmente muy relacionado al de experiencia y en cierto modo proviene de aquel, sin embargo, como veremos, el acerbo conforma el mismo un dominio separado y autónomo.
Podríamos preguntarnos hasta qué punto el acerbo no es solo un acerbo como forma de la experiencia y aunque indudablemente podemos decir que el acerbo se forma con la experiencia y que prácticamente no hay nada en el acerbo que al final no sea parte de la experiencia, pero paradójicamente quizás por ello mismo la experiencia es por un lado más general y menos especifica que el acerbo, la recurrencia a la experiencia no es suficiente para comprender todo el dominio que conforma los modos en que la experiencia acumulada, el conocimiento aprendido y las experiencias vividas, vueltos un acerbo participan y se imbrican en la actividad interpretativa, hermenéutica, elucidadora y relativa a nuestra comprensión del mundo, de la realidad, del arte, de otras personas, de la sociedad y de la cultura.
El concepto de acerbo podríamos decir que se especializa en este ámbito fenomenológico y transcendental ofreciendo posibilidades que el solo concepto de experiencia no precisa.
En las actividades interpretativas y en la hermenéutica es donde ello se corrobora más nítida y ampliamente, es decir, cuando nos movemos hacia los fenómenos relacionados a la comprensión, tan pronto nos importa del mundo no solo que hemos acumulado en su experiencia y que experiencia hemos conformado a propósito de ello, y nos preguntamos por la comprensión, pasa al primer plano el acerbo como un aspecto de la experiencia que se independiza y se especializa.
No hemos precisado aun porque hablamos de significatividad y no de significados. El concepto de significatividad es de extrema importancia en la sociología fenomenológica y su distinción y diferencia con el concepto de significado lo es aún más. El concepto de significatividad subraya el sentido que algo nos hace en una actividad que nos hace sentido y nos resulta por ello significativa.
Subraya asi situado entre el mundo de vida y el sentido común, en el decursar entre el día y la noche, como las cosas que vivimos, las cosas que nos dicen, las cosas que vemos o leemos, las conversaciones que tenemos, nos hacen sentido y por ello devienen intrínsecamente significativas, decimos que devienen significativas desde que nos hacen sentido.
Por otro lado, este concepto subraya no solo aquello que al hacernos sentido nos deviene significativo sino el modo como significativizamos, es decir, como nosotros mismos les damos sentido. Designamos con significatividad, una actividad elucidadora de sentidos o dadora de sentidos inmediatamente relacionada al mundo de vida y sus pragmáticas del decursar de experiencia, el concepto de significado por el contrario fija el sentido como el contenido de una forma la cual es entendida, tratada y vista por su autonomía discursiva o por su autonomía textual.
Cuando Saussure divide el signo como unidad mínima, la palabra, por ejemplo, el signo iconográfico, una imagen, por ejemplo, o el signo acústico, un sonido, en significante y significado, intenta mostrar que per se ha e independientemente del significado que podamos atribuir a una palabra o signo, que este tiene un portador o forma material, este portador o forma material es literalmente su forma, grafica, iconográfica o sonora.
Al separar el significante del significado, Saussure precisa que podemos movernos por el plano de los significantes sin necesidad de significados, es decir, de forma en forma, y que solo asi, separando el significante del significado, forma a forma, sin contenido significado, podemos abstraer la sintaxis, el léxico, el fonema, el lexema, el semantema y la gramática.
Si no hacemos abstracción del significante no podemos entonces entender porque hay una gramática, porque hay una sintaxis, pero la separación de Saussure, originariamente encaminada a abstraer estructuralmente el lenguaje, su estructura formalmente abstracta en correlación con la relación sociológica estructural entre la estabilidad sincrónica de la lengua, y la variabilidad diacrónica del habla, también deja claro y establece que el terreno del concepto de significado pertenece al contenido de la forma, es decir, deja precisado que el concepto de significado es ambas cosas depositario y atributivo, su carácter principal es estar o ser fijado dado como depositario a la forma, su contenido, dado como atribución a la forma, su fijación respecto a ella.
El concepto de significatividad es lo contrario y lo opuesto a la fijación o atribución del significado como el contenido de una forma de la cual es su depósito contenido o su atributo fijado correspondiente a esa forma como estructuralmente la separamos en su autonomía signica y discursiva, un texto, un signo, visual o sonoro, una imagen.
Habermas remite aquí a dos conceptos principales, primero, a la teoría de los actos de habla según la cual las frases están inmediatamente relacionadas por ilocucion, locución o perlocucion, con una actividad practica y segundo, a la relación entre comprensión y semántica de acuerdo a la cual el sentido se libera de las formas y deja de ser el significado contenido de estas, para pasar a ser una continua relación entre formas enunciativas orientadas al entendimiento conformadas como explicitaciones inteligibles por medio de las cuales las frases de lenguaje como actos de habla significativizan la práctica.
Este concepto por supuesto remite de nuevo a la pragmática, pero a una pragmática que ha abandonado ya la triada de Pierce, Morris y Searly, y por lo tanto se ha alejado de la semiótica y la teoría de la información, para situar los actos de comunicación en el ámbito de la actividad comprensiva y de una vez en los mundos de vida, la sociología contemporánea.
Hablamos de significatividad como de lo opuesto a los significados, en los mundos de la vida cotidiana los significados han sido diseminados y dispersados no solo en el ámbito significante, formas desprovistas de significados depositarios, sino que han sido de una vez eliminados y sustituidos por la significativizacion, lo que relaciona una frase como acto de habla a una actividad, remplaza la relación de la frase con la actividad, como una relación pragmática, por la relación entre un interpretante de la frase y sus significados, las cosas no traen un significado ni son depositarias de significados, para el sentido común en los mundos de la cotidiana se trata de poner en relación, la significatividad remplaza a los significados.
Las cosas nos hacen sentido o no nos hacen sentido, les damos sentidos o no les damos sentidos, son explicitaciones inteligibles orientadas al entendimiento en aquello que las relaciona al decursar de vida o no son explicitaciones y dejan de formar parte de los mundos de vida y del sentido común, aquí la significatividad es una actividad en el mundo de vida inteligibilizadora, elucidadora y dadora de sentidos lo hemos visto antes explicado y discutido en otro modo en mi ensayo El Horizonte Intramundano al analizar la imbricación fenomenológica y hermenéutica conformadora del mundo de vida y en este de los horizontes intramundanos.
Los conceptos de la sociología fenomenológica son transcendentales, en ellos lo transcendental es el mundo de vida mismo, el presente y el transcurrir vital. Podríamos preguntarnos entonces cual es el lugar que tiene la tipificación. La tipificación es un concepto de gran estabilidad para el mundo de vida, un mundo tipificado es un mundo aceptado. Un mundo tipificado es un mundo conocido por sus repeticiones, ella, junto a la pertinencia, que da estructura al mundo de sentido común, participa en la estabilidad y continuidad de este último. Por este motivo, su relación a la repetición continua que va estableciendo lo que es típico en el mundo de vida cotidiano, ella sirve para caracterizar el mundo cotidiano ofreciéndole a la experiencia pautas relativamente estandarizadas que muchas veces devienen patrones, por ejemplo, es típico que el señor que trae el periódico, lo haga en la mañana en una bicicleta y se vaya rápido, no es típico que pregone el periódico en Houston, Texas, en San Francisco o en New York, es típico que lo deje en el buzón y se vaya, pero es típico que lo pregone en Monterrey o en Caracas, por lo tanto, si pregona en San Francisco, ello es una sorpresa y si toca a la puerta pidiendo café, es una completa novedad de modo que entonces la pertinencia remplaza a la tipificación.
No es pertinente que toquen a mi puerta y cuando la habrá me encuentre un arlequín haciendo marumacas, tampoco lo es que sea un mimo el cual cuando abra la puerta comience a comunicarse haciendo expresiones corporales sin usar la voz como en el lenguaje de los sordo mudos, si tocan a mi puerta con toda probabilidad o es un vecino que viene a hablarme de algo relativo al condominio, los evangelistas que vienen a hacer proselitismo de la biblia, o alguna amistad inesperada, pero si el arlequín de inmediato me dice, estamos recolectando apoyo para una actividad cultural que haremos en los carnavales, o somos los actores del circo que está a cien metros, quizás le ofrezco café.
La Sobreordinacion en los Mundos de Vida
Una primera forma de sobreordinacion en los mundos de vida viene dado en el contar las experiencias, en la actividad narrativa por medio de la cual contamos a otros lo que hemos vivido, esta forma de sobreordinacion que llevada a expresiones del arte puede acarrear extensos desarrollos narrativos en torno a la experiencia, bien sean estos veritativos respecto a la experiencia en el modo de redacción, composición y edición en la escritura o el film, o bien sean tratados en mundos de ficción, tiene expresiones mundanas que se dan en los mundos de vida y entran a formar parte de estos, no es necesario recurrir a una forma muy elaborada de recurrencia o referencia a lo vivido, para que esta sobreordinacion aparezca, solo baste que una persona haya experienciado algo de lo cual otra persona estuvo ausente, y la primera persona recurra a contarle a la otra en el mundano transcurrir lo que vivió en la semana, lo que vivió durante largos años o lo que experiencio en un viaje.
La sobreordinacion puede aparecer también en la forma de la anticipación de una experiencia futura como cuando planificamos lo que vamos a hacer en la semana y establecemos un plan de trabajo o una estrategia de cómo nos desenvolveremos respecto a nuestra comunicación con otras personas o respecto a algún motivo laboral. La sobreordinacion puede aparecer en los mundos de vida también en el modo en que una persona necesita recurrir a lo experienciado y a lo vivido para reflexionar o extraer conclusión de lo vivido y de su desempeño dentro de ello, analizando para si lo experienciado a solas o analizándolo con otra persona a quien el mismo motivo de experiencia afecta con la cual puede mantener una relación de pareja, de amistad o de trabajo.
Contar lo vivido como modo de sobreordinacion supone en si, por supuesto, todo un desarrollo, y son incontables las situaciones mundanas de los mundos ordinarios del tácito y diario transcurrir en las que recurrimos a ella. En la actividad de narrar por supuesto continúan presentes los conceptos fenomenológicos transcendentales por cuanto todo aquello que podamos contar sobre lo vivido continuara recurriendo a la experiencia, el acerbo, la tipificación, la significatividad y las pertinencias, pero en el ámbito de contar lo vivido pareciera adquirir forma un modo de repetición que en cierto modo se sobraañade al orden primero, tácito dado en el inmediacy de lo vivido, que es aquel que en el contar se vuelve referencia de la narración.
Si estamos contando a otro una experiencia vivida en cierto modo estamos produciendo un orden sobreañadido de lenguaje de acuerdo al cual aquello a lo que hacemos referencia ya no está siendo vivido en aquel primer sentido inmediato en lo fue, sino que está siendo en cierto modo para aquel que lo cuenta, revivido o vuelto a ser vivido, pero esta vez en el mundo de una narración que lo refiere y lo cuenta.
En cierto modo la actividad de contar una experiencia a otros es también en este sentido una forma de su intermediación, es decir, lo que fue vivido una vez es contado es intermediado para un tercero. La actividad narrativa que lo cuenta es una repetición que genera un orden sobreañadido que lo transmite de un ámbito de vida a un ámbito de comunicación en el cual lo vivido no está presente en aquel primer modo en que es experienciado.
Aquí se establecen dos modos de relación en los que vuelven a estar presentes los conceptos fenomenológicos transcendentales, relaciones expresivas y relaciones comunicativas.
Si aquel tercero a quien es contada la experiencia vivió esa experiencia, la forma sobreañadida deviene una forma expresiva, es decir, a efectos de aquel a quien se cuenta la experiencia, recibe un lenguaje sobreñadido que le resulta en un modo expresivo propio a aquel que lo cuenta quien lo ha experienciado en un modo propio distinto al suyo, dando por sentido, que aquí esta tercera persona podría contraenunciar sobre la misma experiencia agregando contenidos, puntos de vista o reflexiones, que puedan acentuar otros aspectos o ser distintos en sus contenidos.
Esta comunicación sobreordinada establecería el plano sobreordinado a través del acerbo, es decir, recurriendo a un mismo acerbo, un concepto general de experiencia, comunica a dos personas sobre un mundo de vida que les resulta familiar, conocido y confirmado, pero en torno al cual cada quien ha ofrecido una respuesta sobreordinada expresiva distinta.
Cuando la tercera persona no ha vivido la experiencia, entonces esta relación sobreañadida, supuesta de comunicar en un lenguaje la narración, la referencia o la repetición de una experiencia vivida, entabla sus parámetros en base a la adecuación y la compatibilizacion, por un lado, el nivel de intermediación es mayor por cuanto se comunica algo que es nuevo para aquel que lo recibe, quien no lo vivió o quien, requiere recurrir a sus propios acerbos, tipificaciones y experiencias, para en formas pertinentes a sus propios parámetros recibir por un lado lo que le resulta nuevo en aquello que le es contado a la vez que adecuar sus conocimientos a los nuevos parámetros que la sobreordinacion requiere de su lectura o de su escucha.
Como decía, si hay sobreordinacion en los mundos de vida y esta última entra a formar parte en los mundos de vida de forma continua y frecuente, pero el hecho de que aquella suponga una sobreañadidura que se aleja del inmediacy, hace pensar que la sobreordinacion entabla un orden que aunque vuelve a ser parte de los mundos de vida tiende a moverse sobre un plano que no es el mismo plano del inmediacy que conforma las pragmáticas de la vida cotidiana.
Ahora bien, el punto que a mí me interesa discutir aquí es el de como si los conceptos fenomenológicos transcendentales del mundo de vida formas parte del inmediacy e incluso es gracias a ellos que podemos hablar del inmediacy y establecer, aceptar como dado el inmediacy del mundo de vida en su mundano transcurrir, de aquello que es tácito e inmediato en el mundano transcurrir de vida, como es posible que ellos puedan continuar presentes en el ámbito sobreordinado.
Si a la experiencia en el campo fenomenológico transcendental corresponde un ámbito de vida ordinario, inmediato y mundano de tácito transcurrir de vida, si las tipificaciones se dan justo en los mundos de vida como el modo al cual recurrimos para tipificar el mundo y ordenar fenomenológica y hermenéuticamente nuestros modos dadores de sentido y compresión, si el acerbo está presente en el mundo de vida como el repertorio que nutre e informa todas las formas de nuestros discurrirse diarios, si las pertinencias estructuran el sentido común que es conformador en sí de los mundos de vida, en qué modo pueden los conceptos transcendentales continuar presentes cuando estamos moviéndonos en un plano sobreordinado el cual supone per ser un orden que no es ya el de lo inmediato vivido sino antes bien el de la referencia o la narración de la experiencia.
Me interesa aquí discutir las dos cosas, porque el plano sobreordinado establece un orden distinto que es autónomo y diferenciado respecto al plano fenomenológico transcendental del mundo de vida y una vez es distinto y diferenciado que ocurre con este plano?, si indefectiblemente tenemos sobreordinacion en los mundos de vida per ser a e independientemente a que justo sea lo que se sobreordina aquello que se aleja y se extrapola respecto al plano de la vivencia y del mundo de vida en su mundano decursar, cuál es su modo de efectuación en relación a, como se relaciona el plano sobreordinado al plano transcendental.
La relación es, indudablemente de sobreañadidura, pero como estamos analizando una vez nos movemos sobre el plano de la sobreañadidura volvemos a encontrar en el los conceptos fenomenológicos transcendentales, es decir, que la experiencia, el acerbo, la tipificación, la pertinencia y la significatividad continúan trabajando sobre el plano sobreañadido. Porque continúan los conceptos fenomenológicos transcendentales en el plano sobreañadido?
En los ejemplos que he discutido antes en El Horizonte Intramundano los intercambiantes de enunciados no se estaban refiriendo a experiencias vividas que son contadas o narradas, sino que estaban intercambiando enunciados en los cuales arreglaban simplemente decirse cosas orientadas al mutuo entendimiento que desde cada uno conformaban enunciados de explicitación y que para el contraenunciante de esa explicitación, suponía elucidación, formas de hacerle sentido y dar sentido a esa explicitación en la conversación que llevaban.
No incluir referencias al hecho de que los intercambiantes de enunciados, los conversantes, pudieran hacerlo, conversar, por ejemplo, sobre la conversación misma, lo cual sería ya un plano sobreañadido de repetición y por lo tanto sobreordinado, era requerido y necesario para situar el plano más ordinario del mundo de vida y el sentido común según el cual fenomenología y hermenéutica son conformadoras del inmediacy, de lo inmediato dado y tácito, de la pragmática de la vida cotidiana, pero estamos centrando aquí aquello que necesariamente habíamos dejado a un lado, para analizar ahora como también en el mundo de vida y en el horizonte intramundano ambos planos hermenéutico y fenomenológico pueden sobreordinarse.
La conversación que versa la conversación es un buen ejemplo el cual por cierto, mantiene el atractivo de repetir como sobreañadidura algo que no abandona el mismo espacio y el mismo tiempo que conforma el inmediacy del acaecer de aquella como discurre y decursa, al conversar sobre la conversación, esta última pareciera dejar de consistir en algo otro a ella sobre lo cual se conversa para conversar sobre ella misma, al hacerlo se sobreordina, se repite a sí misma en un nuevo plano, mientras más este nuevo plano mantiene la autoreferencia o el bucle que vuelve sobre si en referencia al espacio y al tiempo presente en que discurriendo sobre la conversación misma, ella a su vez adquiere lugar y decursa, la sobreordinacion se hace más tautológica, no solo repite en el sentido de autoreferirse y denotar, sino que repite a la vez que decursa, por lo tanto, establece dos planos que decursan juntos.
Al tener conversación tenemos movimiento y secuencia, no tenemos aún aquí una disyunción entre el tiempo y el espacio de la repetición y aquel de lo que es repetido, la conversación discurre y decursa en su propio plano de acontecer con sus sucesiones, solo que en vez de discurrir decursando sobre cualquier tema o asunto ajeno a ella, en nuestro ejemplo aquí comienza a hacerlo sobre ella misma, su contenido comienza entonces a formar parte de su forma, y al plano de su decursar como lo que es se sobrepone otro plano en el cual simultáneamente es, pero esta vez versando sobre ella misma.
Hemos recurrido a este ejemplo para discutir la forma más simple y sencilla, aunque a la vez menos usual, de la sobreordinacion y la relación sobreañadida, pero cuando, como en un film, la referencia que hacemos al plano o la secuencia que acaba de transcurrir y visualizamos ha dejado de estar frente a nosotros pues la secuencia ha pasado a un nuevo plano y el anterior que ya no está, solo podemos recordarlo o reconstruirlo.
Tan pronto la conversación lejos de versar sobre ella misma versa sobre un film que está siendo visto, ella decursa su presente hacia su futuro pero sobre algo que va dejando de ser, es decir que ya no es, el plano anterior ya no está allí, desde este momento, sin aun contar o narrar, tenemos una sobreordinacion que repite por sinestesia un plano al cual no se sobreañade en el sentido de que ese plano ya no está allí, ha transcurrido, pero desde el punto de vista de lo que relaciona a ese plano sobreordinado que conversa sobre la secuencia que paso, en su relación al mundo de vida que ahora transcurre por debajo suyo como el tácito decursar, si se sobreordina a ese plano.
Con estos dos ejemplos nos hemos retrotraído un momento a formas muy simples de sobreordinacion para a la vez explicar que esta última no solo ocurre en el contar y el narrar, aunque podríamos ver otras en las que el contar y el narrar se apegan al mundo de vida en su transcurrir más inmediato.
Podríamos decir que hay un cierto carácter sobreañadido en cualquier forma de la repetición que suponga una reflexión, un reflejo o en cierto modo algún modo de la representación. En la pintura de un cuerpo, una naturaleza muerta, una ciudad o paisaje, como también en su fotografía o su film, o como en la escritura que versa una experiencia de ciudad, un mundo fenomenológico, un ambiente de vida, tenemos repetición, toda vez que nuestros lenguajes en la escritura o cualquier otro medio, hacen referencias de algún modo a un mundo de vida, los ambientes tecnológicos, por ejemplo, las tecnologías como ambientes de vida, o por no ir tan a lo abstracto, la simple referencia al diseño y la composición de un ambiente de hogar, de la ciudad o del trabajo, supone sobreañadidura y sobreordinacion.
Pero esta forma de la sobreordinacion, aunque no supone narración o cuento de lo vivido, si supone sinestesia por cuanto, lo que se repite o se reconstruye, si escribo sobre un ambiente tecnológico que es parte de mi ambiente de vida cotidiana y por lo mismo de mi mundo de vida cotidiana, la sobreordinacion es mínima en el sentido de que su reflejo respecto al inmediacy, es el mundo de vida mismo.
Al escribir sobre los lugares donde vivo o trabajo, o sobre las personas con que convivo, la repetición sobreañadida, en su relación al plano del inmediacy en el mundo de vida tácito, reflexiona y refleja el mundo de vida mismo y por lo tanto la sobreordinacion es menor.
Estamos frente a ejemplos en los cuales la sobreordinacion o la sobreañadidura, no se aleja del inmediacy, ejemplos más próximos a los de mi ensayo El Horizonte Intramundano.
Aquí los niveles de sobreañadidura pertenecen en cierto modo al mismo orden del mundo tácito de vida en su inmediatez de vivencia, pues recrean el mundo de vida mismo y se refieren a él y a sus ambientes.
La fotografía y el film que se mantienen en la simple captación de situaciones espontaneas del mundo de vida, el modo como entra la cámara cuando, por ejemplo, en una situación de familia, o entre amigos, solo se quiere tener un recuerdo de lo vivido, podría ser un buen ejemplo aquí.
La sobreordinacion se mantiene aquí en el mismo plano del inmediacy o del mundo de vida. El motivo de su repetición, como la conversación que versa la conversación, repite el mundo de vida, a pesar de ello, desde el momento en que se vuelve motivo de la escritura, el lenguaje o el film, pasa inevitablemente a ser un plano sobreordinado o de sobreañadidura.
Que tenemos sobreordinacion en los mundos de vida es indudable, que los conceptos fenomenológicos transcendentales conformadores del mundo tácito en su inmediaticidad continúan presentes en ese plano sobreañadido también, pero que la mayor parte del mundo de vida conformador de las pragmáticas del discurrir de vida mundana prescinde completamente de ambos, sobreordinacion y sobreañadidura, en un por ciento mucho mayor, también es cierto como lo discutí en la hermenéutica y la fenomenología del mundo de vida en El Horizonte Intramundano.
En este sentido la fenomenología y la hermenéutica del mundo de vida debe establecer estos dos dominios distintos y especializados: el mundo del inmediacy como transcurrir de vida en la relación entre mundos de vida y sentido común, el mundo tácito, que incluye el mayor número no solo de nuestras actividades sino también de nuestras comunicaciones y relaciones intersubjetivas y el universo de las sobreñadiduras y las sobreordinaciones el cual va de formas de sobreordinacion que se mantienen en el inmediacy a sobreordinaciones que se alejan de este.
No sin obviar que la sobreordinacion, con la excepción de allí donde ella consiste en recrear el mundo de vida mismo como universo, ambiente, mundo o realidad, es tendiente a extrapolarse respecto al inmediacy y por lo tanto en muchas de sus formas a alejarse del mundo de vida.
Notas
1-Entre este par de conceptos principales y la relación de cinco conceptos intraimbricados pero a su vez cada uno autónomo en su infinitud se agrega un haz de principios relacionales los cuales subsidiarios a la sociología fenomenológica, no surgieron como una necesidad interna de esta y por lo tanto no forman parte de ella aunque fueron elaborados desde ella en respuesta a las objeciones: Relaciones EL-ELLOS, ELLA-ELLOS, NOSOTROS-ELLOS, NOSOTROS-EL, NOSOTROS-ELLA, TU-EL, YO-TU, YO-ELLOS, YO-NOSOTROS, YO-ELLA, TU-ELLA, YO-EL, y todas las relaciones posibles entre estos pronombres personales, etc.
La sociología fenomenológica puede prescindir de ellos pero fueron finalmente incluidos en ella como una respuesta de la sociología fenomenológica a la objeción del interaccionismo simbólico la cual versa asi: Y cómo responde la sociología fenomenológica con estos conceptos al imperativo de la interacción entendida esta última por el modo como la relación entre los cuerpos en el espacio es exteriorizada desde una tercera posición que ve a esos cuerpos interactuando entre si?.
Estos conceptos adicionales también surgieron en respuesta a una principal y más extendida segunda objeción de otras tendencias de la sociología a la sociología fenomenológica, la cual versa asi:
Y como puede evitar la sociología fenomenológica limitarse a ser y a sucumbir en transformarse únicamente en una sociología del conocimiento.
La tercera objeción es respondida con los conceptos principales de la sociología fenomenológica sin necesidad de recurrir a conceptos adicionales, esta radica en preguntar: Si la sociología fenomenológica establece el campo fenomenológico trascendental del sentido común y del mundo de vida, como resuelve el hecho de que el que escribe ese conocimiento que para escribirlo debe estar situado en su propio mundo de vida y sentido común, tenga preguntas sobre el mundo de vida que no tienen la mayor parte de las personas que lo viven y por lo mismo como resuelve el hecho de que situada en el campo transcendental del mundo de vida no solo lo vive sino que quiere generar una teoría y un conocimiento sobre ese mundo de vida y ese sentido común, como se las arregla para resolver la relación entre un conocimiento sociológico y un conocimiento mundano, la gente vive el mundo de vida y desarrolla sus conocimientos en el mundo de vida, pero no tienen por objetivo usualmente generar una teoría sobre ese mundo de vida, ni tomar distancia hacia como se forman los conocimientos en el sino simplemente vivir sus vidas del mejor modo posible, como se las arregla esta sociología para resolver la diatriba entre una intensión de conocimiento y una intensión de vida, entre un conocimiento profesional y un conocimiento lego.
2- Hemos recurrido en un momento de nuestra explicación, a los análisis que hace Habermas sobre Austin en su ensayo Interludio primero, y debemos precisar cuál es ese análisis el cual, consideramos, es hasta el presente el más satisfactorio y completo disponible, el hecho de que las frases tengan una relación con la práctica no se entiende aquí en un sentido que establezca el concepto de lo practico en una acepción que lo remite a la contraposición teórico-práctico o a la idea de la practica como formas de practica que no sean la simple vida, el transcurrir mundano de vida ordinaria y cotidiana, no hablamos de practica en él sentido en que esta palabra puede remitir alguna forma de practica que se salga del mundano y ordinario transcurrir de la vida cotidiana, Habermas usa el ejemplo de unos trabajadores en una construcción, donde cuando hacen un descanso, el más viejo y experimentado, le dice al más joven, que vaya a buscar la merienda, aquí tenemos un ejemplo de frase dentro del mundo de vida cotidiana.
Cuando decimos que una frase mantiene una relación con la práctica, lo que queremos decir, es que esa frase en su propia estructura de sentidos como frase esta como acto de habla intersubjetivamente relacionada a una actividad, es decir, dado que una frase desde que es pronunciada presupone alguien a quien está dirigida, un conversante o persona con la cual se intercambian frases, tenemos tres formas de relación entre las frases entendidas como actos de habla y la actividad a ella supuesta en su propia estructura de frase, la frase locucionaria, la ilocucionaria y la perlocucionaria.
En la frase locucionaria la relación entre el sentido y la actividad no modifica a esta última más que por el hecho de que en términos de su propio sentido ofrece a la misma comunicación las pautas en base a las cuales está continua, la actividad conversacional en que la frase adquiere forma y se intercambia, no modifica la actividad de la cual forma parte, solo le ofrece la pauta de sentido que a nivel intersubjectivo participa en las próximas frases que serán dichas y en la continuidad de esa comunicación.
En las frases ilocucionarias, el conjunto de la actividad que establece la comunicación intersubjetiva en que se da el intercambio de frases, tampoco es modificada, pero la frase ilucionaria si introduce como acto de habla relaciones de sentido que introducen variaciones en la actividad, el ejemplo del constructor que pone Habermas podría ser un buen ejemplo de frase ilocucionaria, algo en la frase, ofrece variaciones a la actividad, se relaciona asi performativamente como acto de habla con variaciones de la actividad. En la frase perlocucionaria como acto de habla la actividad puede ser completamente modificada, por ejemplo, yo estoy en este momento escribiendo, pero puedo recibir una llamada telefónica, en la cual me dicen, que hay una fiesta en la noche y me invitan, esa frase, si decido ir, modifica completamente mi actividad.
El mundo de vida está lleno de las tres formas de las frases como actos de habla, la primera se mantiene en el orden de la comunicación intersubjetiva como actividad y solo modifica en el sentido de lo que se van diciendo los intercambiantes, es decir, en el orden del decir en la comunicación misma sin modificar la actividad, la segunda introduce variaciones en la actividad, la tercera la modifica enteramente.
Bibliography
Habermas Junger, The Theory of Communicative Action 1 and 2, First Manuscript Version, The Library of the University of Visual Art Armando Reveron, Caracas
Habermas Junger, The Problem of Comprehension in Social Sciences, The Theory of Communicative action, Boston, Beacon Press.
Habermas Junger, La Problemática de la Comprensión en Ciencias Sociales, Pp, 144-196, Teoría de la Acción Comunicativa I y II, Taurus
Schütz Alfred, El Conocimiento en los Mundos de la Vida Cotidiana, edited by Schutz wife Ilse Heim with Thomas Luckmann
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